miércoles, 14 de julio de 2021

 

Escribir un cuento, que incluya: 1 objeto con un jeroglífico, 1 perro negro, 1 objeto filoso, 1 enano, 1 reloj antiguo, 1 espejo roto y que el Narrador o Narradora sea interno, en 1° persona.


El cuadrado violeta

Hola a todos, mi nombre es Martin Mundana, nieto del conocido explorador ya fallecido Roberto Mundana. Mi abuelo era mi ídolo de pequeño además de ser el explorador mas famoso del país. Es por eso, que hoy les vengo a contar mi aventura encontrando el jeroglífico del cuadrado violeta un sueño pendiente que tenia mi abuelo, pero al enfermarse y morir no pudo conseguirlo. El cuadrado violeta, es un jeroglífico ubicado en las cavernas de “cuchillo cura” en Neuquén. La leyenda cuenta, que quien lo encuentre y sea un hombre de buena voluntad, será recompensado por el mismo. No dude ni un segundo, me lleve el reloj de mi abuelo que lo acompaño en cada una de sus aventuras y un cuchillo bien filoso por si las dudas y me dirigí a Neuquén en busca de ese cuadrado. Una vez en “cuchillo cura” me fui a la zona de las cavernas donde para sorpresa mía, era la mas profunda de todas, no le di importancia y me sumergí directo en mi travesía de encontrar ese cuadrado, por mi abuelo. Todo iba bien, supere largos trayectos infectados de trampas (serpientes de cascabel que me perseguían, arenas movedizas, etc.) pero la peor de todas fue sin dudas, cuando me tope con kukux, el enano guardián de la caverna. Me dijo que para seguir con mi camino debía vencerlo a el resolviendo un acertijo. Algo que jamás nadie había resulto. El acertijo era el siguiente. “Es blanco como la sal. Fácil de abrir, pero no lo puedes cerrar.”. era el mismo acertijo que siempre me contaba mi abuelo. Así que sin dudarlo respondí que “el huevo”. El enano me miro asombrado y me acento con la cabeza para dejarme pasar. Pero antes me dio algo que me dijo que me iba a ser de mucha ayuda, un espejo roto. No entendí para que, pero lo guarde en mi bolso junto al cuchillo. Segui caminando un par de metros mas hasta que lo conseguí, llegué al final de la caverna, pero para sorpresa mía no había absolutamente nada solo piedra y humedad. Estaba totalmente desganado, imagínense que todo mi trabajo había sido en vano porque tal cuadrado violeta no existía. De repente veo que una luz se ilumina desde mi bolso. ERA EL ESPEJO ROTO. Una vez que lo saque, el espejo comenzaba a titilar cada vez mas fuerte hasta que las paredes comenzaron a desmoronarse hasta que por fin apareció. El jeroglífico del cuadrado violeta. Estaba ahí me acerque a el pero no paso nada, le tome una fotografía y me volví para la salida cuando de repente apareció un perro negro, igualito al de mi abuelo, parecía muy simpático y feliz de verme. Decidí llevármelo para mi casa y ahora vive conmigo mientras estoy aquí escribiendo esto. Les puedo asegurar, que mi perro Roberto, es de las mejores cosas que pudieron haberme recompensado.

 

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